miércoles, 17 de septiembre de 2008

POST XVI: "Quien roba a un ladrón tiene 100 años de perdón"


Es la primera vez desde el génesis de BAD (nueva imagen para Blog A Domicilio) que me apresuro a relatar algo que me ha sucedido hace relativamente poco tiempo (aunque no os lo creáis el proceso productivo es bastante elaborado), de modo que os podéis imaginar la importancia los acontecimientos que seguidamente relato.

A eso de la 13:00 del pasado lunes 15.09.2008 cuando iba para "casa" pasé por "el Corte Inglés" para comprar algo de comida/bebida. Hace tiempo que busco una nueva cámara digital (compacta) de modo que cuando volvía del super me di un paseo por el mini-departamento de fotografía de la Planta Baja (PB). Quizá porque son las cámaras que más he utilizado y las que mejor resultado me han dado siempre busco para cámaras compactas las Sony. Había estado mirando y dudando entre la DSC-W170 y la DSC-W300 . La DSC-W170 me resultaba muy apetitosa por el gran angular y por el zoom óptico 5x (28-140 ) y la DSC-W300 por los 13 Megapixels y sobre todo por las funciones manuales (parecido a mi vieja DSC-P200). Aburrido como estaba pegué la nariz a la vitrina, donde ponía DSC-W300 -> 379€. Fijándome un poco más se me iluminaron los ojos al ver que la etiqueta estaba equivocada, pues ponía 199€ en lugar de 379€, momento en el cual se produjeron dos "plofs" a ambos lados de mi cabeza apareciendo un angel y un demonio al diluirse en el aire las nubes de la explosión. Discutimos los tres largo y tendido sobre que debía hacer en ese momento, no es que domine sobre los derechos del consumidor, pero estaba seguro que bajo esas circunstancias podía llegar a llevarme la cámara por el precio más bajo.

Ganando el demonio me he dirigí a la víctima de la tarde, la dependienta del departamento de fotografía del PB, y le dije que quería toquetear la cámara y posteriormente que la quería comprar. "Inesperadamente" cuando tocaba pagar la dependienta me dijo que el precio de la cámara era 379€, y yo, al tener la situación más que planeada, le he dicho, "pero como que 379€, si la cámara marca 199€" y ella ha dicho que no podía ser,. Ha consultado en la maquina registradora y me ha dicho. "Sí, el precio estaba mal, son 329€, no 379€" y rápidamente retiró el precio de la cámara y yo le he dije: " Que lástima porque ya me la quería comprar a ese precio"(199€). Ella ha dicho que lo sentía. Cuando me disponía a salir del establecimiento me pregunté que que pasaría si fuera a reclamar al departamento de atención al cliente y comentara lo sucedido. 

En el departamento de atención al cliente me atendió un señor muy majo y serio al cual habiéndole explicado los hechos se puso en contacto de inmediato con el jefe de planta con quien acordaron sin tener que protestar mucho que se habían equivocado y que al no aceptar yo ese error pues me iban a vender la cámara por 199€.

Vuelvo al departamento de fotografía del PB y cuando me dirigía a adquirir la cámara pensando, "que fácil ha sido todo", vino el jefe de departamento y nos pusimos a hablar, siempre educadamente pero muy tensamente, sobre si el precio estaba bien ofertado o no, o si era publicidad engañosa o no. Sorpresivamente me vinieron a la cabeza buenos argumentos los cuales defendían bastante consistenemente mi postura. Durante unos minutos había un 3 vs.1 (Jefe de departamento + dependiente + la dependiente que me había atendido antes vs. berni). Muchas veces estuve a punto de desistir pero veía que el jefe de departamento tampoco estaba zanjando el tema (como hubiera hecho en el caso de tener razón absoluta) así que decidí seguir tirando de la cuerda a ver a donde me llevaba, puesto que la opción de ir a comer se me antojaba menos divertida. Finalmente tomamos los dos una postura de la que no nos movimos durante un rato, yo me basé en la seriedad de "el Corte Ingles" y él en que todos nos equivocamos alguna vez y que entenderlo).

Poco pude disfrutar mi triunfo, porque cuando 10 minutos más tarde la dependienta me cobraba la cámara a 199€, nos cruzamos la mirada y sin hacer falta el intercambio de palabras se me vino todo abajo.

¿Qué es lo que había hecho?
¿En qué me había convertido?
¿Era así como yo quería que fueran las cosas?

Sin duda alguna había probado del fruto prohibido y no me había gustado. Me había parecido amargo (aun tengo el regustillo). Maldije a la cámara y me maldije a mi 100 veces por haber estado tan aburrido como para invertir esos casi 15 minutos en aprovecharme de un error como cualquier otro.

No toqué la cámara hasta pasada más de hora y media. No quería gafarme,  ¿y si me hacia una autofoto y aparecía borrosa?, ¿sonaría quizá entonces mi móvil?

Volviendo a casa me di cuenta de tres cosas:

- Ya soy suficientemente "viejo" como para que me tomen en serio en las tiendas.
- Hacer el mal no va conmigo.
- Si pudiera volver atrás en el tiempo no lo volvería a hacer. (Incluso me he planteado devolverla).

Para calmarme un poco me apresuré en ir a ver comparadores de precios para saber cual era el precio en la web de esa cámara. 250€ . Como que 250?!! Saqué conclusiones one more time:

- El Corte Ingles vendía la cámara a 379€ cuando en realidad su precio es 329€, en la misma web del corte ingles. 
- El precio en la web es de 250€ y teniendo en cuenta que el Corte Ingles tiene un poder de negación más que importante es posible que comprara mejor que muchos de estos establecimientos que venden a 250€. Así que como mucho el Corte Inglés había "perdido" conmigo 50€.

Entonces, ¿quién robaba a quien?

Dos días después puedo certificar que la cámara es fenomenal. Estoy esperando a comprarme una memory stick para la cámara, ya que no tuve el valor de comprar más cosas en ese departamento.

2 comentarios:

el loco hugo dijo...

Te sentiste como se debería de sentir la mitad de los españoles que van de listos por la vida.

Quiza no te hayas podido sentir completamente como ellos, ya que no has usado la típica amenaza formal de Denuncia en la OCU, que es considerada la consagración del Español quejica-listo-rastrero.

Asi que disfruta tu cámara y ya sabes para la próxima sólo tienes que hacer una absurda evocación a la OCU, para que los que estan del otro lado del mostrador se caguen internamente de risa al pensar cuantas denuncias tienen en la OCU y lo bien que les sigue yendo el negocio.

Jordi dijo...

Hiciste bien Berni!